Alguien dijo alguna vez que aquí, en Pedroche, siempre somos los mismos, y nuestro nivel de implicación, generosidad, participación, beneplácito o no, en todo lo que se cuece en Pedroche no depende de los vecinos y vecinas, sino de quien encabeza, ya sea un colectivo, una administración o una institución.
Ya pasó hace unos años, y ha vuelto a pasar. En diciembre llegó una nueva persona para hacerse cargo de la Parroquia. El párroco designado se fue y, entre unas cosas y otras, había que esperar hasta designar nuevo párroco. Y vino un administrador parroquial, que no es lo mismo.
Y ha sido aire fresco para quien practica la religión católica y para quien la respeta.
En solo unos meses ha conseguido mucho, con los más jóvenes, con los jóvenes sin más, y diría que con todo el pueblo. Sobre todo respeto, apoyo y cercanía.
Aparte de reuniones, fiestas, comidas, ceremonias que en los últimos años ni estaban ni se esperaban, en solo unos meses, repito, sin ser párroco, está reformando completamente la ermita de Piedrasantas. Algo que llevamos años sin verlo. ¿Cómo lo ha hecho? Involucrando a todo el pueblo, que ha participado tanto económicamente como con sus propio trabajo, y muy importante, involucrándose él mismo directamente. Remangándose.
Él quiere quedarse en Pedroche, se le nota, y seguramente un día de estos se confirmará por parte de la Diócesis. Pero, el caso es que, visto lo visto, vivido lo vivido, creo que muchos de los que practican la religión católica y muchos que la respetan, también quieren.
Se llama José Ignacio Berarducci Woites, nació en Tucumán (Argentina) el 13 de agosto de 1987. Pertenece a la rama monástica del Instituto del Verbo Encarnado (IVE). Terminó sus estudios en el monasterio Nuestra Señora del Pueyo, en Huesca, fue ordenado diácono en 2013 y destinado al monasterio Beato Carlos de Foucauld, en Túnez, en 2014.